"Bajo la luz de las torretas", ya anticipa una filiación temática que no suele relacionarse con este autor morelense quien ahora, a través una aguda mirada cínica y momentos grotescos parece corregirnos la percepción y recordarnos la estructura misma de sus novelas o de plano retrotraernos a las experiencias de "El cuerpo del delirio" o "Ciudad espejo, ciudad niebla", pero con el agregado de la celeridad y la economía de medios que caracterizan al cuento. Doce historias en el borde, en el centro de lo citadino, de lo humano, de la violencia nuestra de cada día desde un persistente ángulo realista, en ocasiones procedimental; del cuento de intriga policíaca, pasando por el neo-noir, el neo-policiaco, desde el hard boiled hasta el thriller experimental que no deja de lado la obsesión por los asesinos seriales, ni la mirada a las hipótesis más extravagantes.
Un concurso de belleza en un diner, una obsesión artística como vía de venganza, un encaprichamiento desequilibrado que incluye recetas vudú de internet, una cosificación femenina delirante, son algunas de las nociones patológicas más revelables que pululan estas historias cuya atmósfera más fiel es acaso ese giro roji-azul de las torretas que advierten o anuncian la inminencia de la fatalidad y el precautorio avance en la inmersión empírica del solo atestiguar. Y ahora deberás preguntarte: ¿tienes estómago suficiente para lo que viene, estimado lector?
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